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de deseo: “El hombre no puede sino aplicar su deseo a bieneslimitados, pero apunta hacia el Bien absoluto” ( 
., III, p. 122). Esnecesario, pues, operar una 
transferencia
en función de este objetivo:“Hay que retirarle el deseo a las cosas de aquí abajo, pues ellas noson bienes” ( 
C.S.
, p. 286). El deseo siempre debe estar vertidohacia Dios: “El deseo orientado hacia Dios es la única fuerza capazde hacer ascender al alma. O, más bien, es Dios solo que viene a tomar el alma y llevársela, pero el deseo sólo obliga a Dios a de-scender. No viene sino a aquéllos que le piden venir; y sólo a aquéllos que piden a menudo, durante largo tiempo, ardientemente —hasta ésos no puede impedirse descender” ( 
 A.D.
, p. 118-9).Para Simone Weil, todos los hombres tienen raíces que debenredescubrir cuando las pierden. Entre tanto, pensamos primeroen las raíces terrestres de las que hablaremos más adelante:ambientes de florecimiento y de vida, familia, patria. Simone Weil,como Platón en el
Timeo
, piensa primero en las raíces celestes.Toda su “Profesión de fe” ( 
 E.L.
, p. 74-ss.) está fundada sobre estearraigo. Para ella, el hombre arraigado es el hombre volteado hacia el Bien, atento a “esta realidad situada fuera del mundo”, a la cualresponde en el centro del corazón una exigencia de bien absoluto:“El hombre que no está enraizado en Dios por medio del amorsobrenatural está enteramente librado al azar. Pero todo serhumano, por muy baja que sea su cuna, tiene en un periodo de su vida la posibilidad de echar sus raíces en Dios” ( 
., II, p. 163).Así comprendido, lo sobrenatural es el único criterio del verdaderoconocimiento del ser humano en su condición temporal: “La ciencia del alma y la ciencia social son, una y otra, enteramente imposiblessi la noción de lo sobrenatural no es rigurosamente definida eintroducida en la ciencia, a título de noción científica para allí sermanejada con extrema precisión” ( 
 E.
, p. 249). Este texto, a primera  vista, puede parecer paradójico. No hace, sin embargo, sinosancionar una verdad central del ser-hombre en el mundo: el hombreno puede conocerse y juzgarse si no es en referencia a la manera enla que lo sobrenatural, así entendido, lo penetra y habita. Sin él, nohay más que infrahumano en el hombre como en la sociedad: “Lo
 
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sobrenatural es la diferencia entre el comportamiento humano y elcomportamiento animal. Esta diferencia es algo infinitamentepequeño” ( 
C.S.
, p. 126).Para Simone Weil, lo social es un ámbito en el cual el bien noentra. Es “irreduciblemente el dominio del príncipe de este mundo”
 P.G.
, p. 183). Es por lo que “sólo por medio de lo trascendente, delo sobrenatural, de lo auténtico espiritual, que el hombre se hacesuperior a lo social. Hasta ahí, de hecho y hágase lo que se haga, losocial es trascendente en relación al hombre. De ahí en adelante, la única protección posible para el ser humano es que los que estánsobre el camino de la santidad tengan una función social reconocida.¡Pero qué peligro! (Platón,
 La República
 )” ( 
., II, p. 187).Es por lo tanto lo trascendente divino mismo, vividoexistencialmente en la experiencia del amor sobrenatural, lo quepermite dominar lo social y darle un sentido. En las últimas palabrasde la cita anterior, Simone Weil opera conscientemente una transposición del sabio jefe de Estado de Platón al santo, jugandoun rol análogo en la sociedad. Peor: presiente el peligro sin analizarlomás. En una perspectiva estoica, escribirá: “El ser que tiene contactocon lo sobrenatural es rey por excelencia. Pues es la presencia misma en la sociedad, bajo forma infinitamente pequeña, de un orden quetrasciende lo social” ( 
., III, p. 109). Aquí es que deja la idea de una función social más o menos reconocida del santo (aquél que seencuentra habitado por lo sobrenatural) para valorizar la idea, a menudo desarrollada, de lo infinitamente pequeño sobre el planosocial, lo único que puede válidamente oponerse al poder y vencerla fuerza, los dos componentes esenciales de la vida social.Ciertos textos reconocen esta capacidad sobrenatural a todoser humano: “Cada uno es, en la sociedad, lo infinitamente pequeñoque representa el orden trascendente de lo social e infinitamentemás grande. Estoicos: el sabio es siempre rey, aun cuando es esclavo.En todo lo que es social, hay fuerza. El equilibrio, solo, apaga la fuerza” ( 
., III, p. 93).Poco importa el lugar que tal hombre ocupe en la jerarquía so-
 
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cial: “Es en su lugar centro de gravedad. No puede actuar sino encalidad infinitamente pequeña, transfinitamente grande. En cuantoa lo grande en el orden social, sólo es susceptible aquél que ha captado una gran parte de la energía del gran animal. Pero nopuede entonces tomar parte en lo sobrenatural” ( 
., III, p. 109).Simone Weil misma fue más lejos en la definición del héroetotalmente consagrado a poner el mayor bien posible en la existencia temporal. Proyectó este modelo en Jaffier, el personajecentral de
Venise sauvée
. Dice incluso explícitamente que él anda tras lo contrario de lo social sin raíces y sin
cité
—ciudad—
*
y queél está motivado por el amor sobrenatural ( 
., II, p. 206): “
Creer en la realidad del mundo exterior y amarlo, no es sino una sola y mismacosa. A fin de cuentas, el órgano de la creencia es el amor sobrenatural,incluso en relación a las cosas de aquí abajo. A partir de que Jaffier se dacuenta de que Venecia existe
...” ( 
ídem
 ).
5
Aquí habría que analizar en detalle el papel de Jaffier y de retomarlas aproximadamente veinte páginas de pasajes en los que SimoneWeil habla sobre
Venecia
en sus
Cuadernos
, para comprender mejorhasta qué punto quería introducir en su pieza toda la experiencia humana y metafísica: “Retomar, por primera vez desde la Grecia,la tradición de la tragedia cuyo héroe es perfecto” ( 
Cahiers
, p. 134,citado de la edición de
Venise sauvée
por el Teatro Universitariode Marsella, 1965).Simone Weil admiraba a Sófocles y parece haber querido pisarsobre sus huellas al poner al personaje de Jaffier en el corazón desu pieza. Lo que dice a propósito de Antígona en
 La Source Grecque
(p. 57), se aplica perfectamente a su héroe. Por su valentía, por sufirmeza en la desgracia, su lucha por la justicia, su desapego depoder y su renuncia a la fuerza, Jaffier salva Venecia. Encarna,
*
 
 N. de T.
La 
ciudad 
como el medio concreto al cual se le debe fidelidad, la 
 patria verdadera
,antes que a la nación estado, abstracción desarraigante.
5
El
arrepentimiento
de los griegos, después de la destrucción de otras ciudades, ha sido, según Simone Weil, un sentimiento
 sobrenatural 
y les valió el “milagro” de sucivilización. Cf.
Venise sauvée
, (...) Acto II,
“Hacer sentir que el retroceso de Jaffier es sobrenatural 
” (C, II, 168).
 
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para Simone Weil, el ideal de la acción sobrenatural en lasrealidades socio-políticas y humanas.
4) LO SOBRENATURAL CLARIFICA Y PENETRA LOSOCIAL
Pero pongámosle buena atención a esto: para Simone Weil, losobrenatural no es ni fuga ni escapatoria de lo social. Es el únicomodo de evadirse de sí, de los impedimentos que impone la existencia social, y de nuestra condición terrestre sin dejarsedominar por la gruesa bestia social. Es también el único modo,con la ayuda de los
 metaxu
, de los que vamos a hablar, de impregnarlo social de cierta calidad de vida y de darle un valor y un sentido.Así, la referencia primordial a esta Realidad fuera de este mundo,a este Bien Supremo que es Dios, a su mediación y al contacto conÉl, en y por lo sobrenatural, constituye el criterio fundador de loque Simone Weil llama el orden del mundo y de toda vida socialcon fundamento. Sin esta referencia, es imposible concebir y ponera trabajar una verdad temporal del hombre en sociedad, una justicia social, una amistad compartida: “La representación enteramenteprecisa de la destinación sobrenatural de cada función sólo proveeuna norma a una voluntad de reforma. Ella sola permite definir la injusticia —de otro modo es inevitable que se equivoque, ya sea  viendo como injusticias sufrimientos inscritos en la naturaleza delas cosas, ya sea atribuyéndole a la condición humana sufrimientosque son efectos de nuestros crímenes y que caen sobre quienes nolos merecen” (“Condition première d’un travail non servile,”
C.O.
,p. 369, coll. Idées”).“Este mundo es inhabitable. Es por lo cual se hace necesarioescapar hacia el otro” ( 
., III, p. 92). Esta palabra de Simone Weiltraiciona su pensamiento al menos parcialmente ya que, por lodemás, afirma que no podemos ni debemos evadirnos de nuestra situación histórica y de nuestras áreas concretas. La autenticidadde la vida espiritual se aprecia en las obras y en el esclarecimientoproyectado sobre las cosas concretas ( 
C.S.
, p. 97-98). Hay querectificar las afirmaciones demasiado categóricas y abruptas de
 
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Simone Weil concernientes a lo social con aquellos textos dondedice que el mundo es bueno, aun cuando se trata de un bien mezclado,relativo y contingente. Para ella, cuando el mal parece dominar en la creación, es que juzga a ésta desde el punto de vista de seres llamadosa reunirse con el Bien trascendente, pero dejando prevalecer en elloslas fuerzas del mal, especialmente por y en la vida colectiva.Contrariamente a una forma de neo-platonismo, la creación parella no es un mal ( 
., II, pp. 85, 146, 180, 183).Las realidades materiales son cosas buenas. El Bien, cierto,está fuera de este mundo, pero existe una docilidad de la mate-ria, una calidad maternal de la naturaleza, que expresan queDios ha puesto en ellas algo del bien bajo forma de
belleza
: sepuede así amar a Dios a través de las cosas ( 
C.S.
, p. 89). Por lodemás, Simone Weil aprueba la felicidad de las gentes felices(carta a G. Thibon, 15 de septiembre 1941) y encuentra legítima la aspiración a la felicidad natural ( 
 I.P.C.
, p. 145).Las realidades humanas, temporales y carnales, deben ser asumidasen nuestra marcha hacia el Bien: “Las cosas carnales son el criteriode cosas espirituales (...) Si, bajo pretexto de que las cosas espiritualessolas tienen algún valor, se niega uno a tomar como criterio elesclarecimiento proyectado sobre las cosas carnales, uno se arriesga a tener por tesoro tan solo la pura nada” ( 
C.S.
, p. 98).Simone Weil reconoce incluso la necesidad de un sustrato natu-ral a lo sobrenatural: “No hay que olvidar que una planta vive deluz y de agua, no de luz solamente. Sería pues un error contar conla gracia solamente. Hace falta energía terrestre” ( 
C.S.
, p. 321).Paradójicamente, después de todo lo que ha dicho Simone Weilsobre lo social como ámbito del mal, nos encontramos con textossuyos bastante numerosos donde le reconoce a la “vida colectiva” valor y significación espirituales. Es que, en efecto, aunque repitesin cesar que el Bien está fuera de este mundo, no obstante, loshombres capaces de recibir ese Bien actúan como símbolos visiblesdel mismo ( 
 E.L.
, p. 173). Son ellos los que van a orientar la vida 
 
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colectiva hacia Dios y a hacer de ella, así, un reflejo de la belleza delmundo.Examinemos más de cerca cómo se opera, para Simone Weil, esta penetración de lo sobrenatural en lo social. Encontramos la respuesta a esta cuestión en su “Profesión de fe” ( 
 E.L.
, p. 74-80). Es un texto-entronque que pone de relieve la articulación estrecha entre la relaciónesencial del hombre con Dios y las relaciones de los hombres entre sí en la vida social y política. Es en esta articulación misma que se funda la noción de obligación ética hacia todo ser humano, diversificándoseen obligaciones múltiples en la existencia vivida. Estas páginas sonpáginas claves en muchos aspectos. Permiten comprender la crítica que Simone Weil dirige a una simple declaración de derechos delhombre y la necesidad de sustituirle una declaración de obligaciones.Éstas, a su vez, deben ser la base de una justa Constitución. Así, toda la vida pública, la moral social y la ética política se encuentranesclarecidas, orientadas y ordenadas por estos
 principios fundadores
.“Existe una realidad situada fuera de este mundo, es decir fuera delespacio y del tiempo, fuera del inmenso universo mental de hombre,fuera de todo el espacio que las facultades humanas puedan alcanzar.A esta realidad, responde en el centro del corazón del hombre esta exigencia de un bien absoluto que allí habita y que no encuentra jamásobjeto alguno en este mundo” ( 
 E.L.
, p. 74). Esta realidad, únicofundamento del bien, comunica a este mundo todo el bien que en élse encuentra y sus expresiones en el orden de la justicia y de la verdad.
“El único intermediario mediante el cual pueda el bien descender (...)entre los hombres, son aquéllos de entre ellos que tienen su atención y su amor dirigidos hacia ella [la realidad situada fuera de este mundo]”.“Aunque se encuentre fuera del alcance de todas las facultades humanas,el hombre tiene el poder de dirigir hacia ella su atención y su amor”.“Nada jamás puede autorizar a suponer de un hombre, cualquiera queéste sea, que está privado de tal poder” 
 E.L.
, pp. 74-75).Tenemos aquí la descripción del itinerario y de la trayectoria 
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